Pierre Roger, un hombre excepcional, reconocido por sus cualidades intelectuales, su elocuencia, su sentido de la diplomacia y su cultura teológica, fue elegido por unanimidad con el nombre de Clemente VI. Gran señor, estadista, amante del arte, su generosidad lo diferenció de sus predecesores, de quienes dice que "no supieron ser Papa". Tras una suntuosa coronación, en presencia de príncipes de sangre, este gran mecenas hizo de Aviñón un crisol cultural y un foco de intercambios europeos. Embellece el palacio de Benoit XII y lo amplía añadiendo el opus novum (palacio nuevo). En 1348, para adueñarse definitivamente del lugar, compró la ciudad a la reina Juana de Nápoles, condesa de Provenza.